LENGUA

Os he dejado algunos trabajos realizados por compañeros/as que ahora son más mayores y que ya están en otros cursos.

Durante el curso iré eliminando esos trabajos y los cambiaré por los vuestros.




 POESÍAS


ACRÓSTICOS

Mujer amorosa
Amable y cariñosa
Dulce rosa
Radiante y graciosa
Estrella hermosa.

Palabra preciosa
Armonía y felicidad
Zurrar, ni hablar.

Agradable y hernoso
Melancólico, vergonzoso
Ojos verdosos
Riguroso y no rencoroso.

Redonda y roja
Oscura y brillante
Suave y frondosa
Allí va la rosa.

Así te veo
Mi querido Romeo
Ojos azules, rubio pelo
Rezo por tu beso.

Genial y preciosa
Única y sencilla
Amable y graciosa
Pellirroja y simpática
Astuta, agradable y admirada madre.


PEPITO

Pepito
tiene poco apetito.
A Juanito
le apetece un caramelito.
El papelito 
está en el librito.
El pegamentito
se ha pegado en el pañuelito.
El abuelito
va con su chalequito.
El cerdito
es un cochinito.
Antoñito 
come despacito.
El perrito
está suavecito.
Y el gatito 
se come un pajarito.

LOS HERMANOS 
Los hermanos Bardal eran glotones
que se comían los melocotones.
Era tan grande su apetito
que dejaban limpios hasta los palillos.

A los hermanos Bardal les invitaron a un banquete
y, de lo glotones que eran se comieron hasta los taburetes.
Los novios al ver lo que hicieron,
de una patada los mandaron al cielo.

Los hermanos Bardal intentaron dejar de comer tanto
pero era tan grande su ansia de comer que no podían dejar de intentarlo.

Entonces se reunieron los vecinos
y entre todos llegaron a un acuerdo.
Mandar a estos dos hermanos a comerse un cuerno.

Viendo los hermanos lo que querían hacer con ellos
decidieron entre los dos salir de allí corriendo.

Se adentraron en la selva
para vivir en ella
pero eran tan frondosa 
que no tenían nada para llevarse a la boca.

Como la experiencia no les había gustado
volvieron a la ciudad a comerse lo que les había quedado.

BUEN APETITO

Tengo mucho apetito
comeré patatas y un huevo frito.

No sé cocinar
pero me puedo enseñar.

Como, a veces,
ensaladilla y peces.

De primero
verdura y mero.

Espaguetis de segundo
como "La dama y el vagabundo".

Para acabar, la cena,
leche y una magdalena.

Me voy a la cama
y desayunamos mañana.

NUESTROS POEMAS

En una mesita hay una zapatilla
tan bonita, tan ahiquitilla
que con ella hago una rima, 
aunque se encuentre en Argentina.

Por la ventana una ardilla mira
cuando ve a una niña
lavar su carita
mientras su madre el pelo le riza.

CUENTOS CON IMAGINACIÓN


EL TESORO DEL ANTIGUO TEMPLO AZTECA

Érase una vez, en un antiguo templo azteca había una zapatilla roja, de la cual se rumoreaba que quien lograra poseerla recibiría grandes poderes. Pero, cuando una banda de ladrones expertos se enteraron del rumor decidieron ponerse en marcha y robarla.
Esa banda estaba formada por: un dragón, una mesa voladora y su jefe, que era un gato especialista en artes marciales. Lo que ellos no sabían era que un gran héroe llamado Superdog trataría de impedirlo.
Cuando los ladrones llegaron al templo azteca se encontraron allí a Superdog para intentar que no robaran la zapatilla. Así que se enfrentaron y fueron cayendo uno por uno, menos el jefe y Superdog que seguían luchando, pero los otros dos aliados del jefe despertaron y atacaron por la espalda a Superdog y lo dejaron sin sentido. Luego, los ladrones entraron al templo a buscar la zapatilla roja.
Más tarde, cuando Superdog despertó se dio cuenta de que los ladrones ya no estaban fuera, así que cuando se disponía a entrar pensó que para no llamarles la atención lo mejor sería entrar por la ventana con sus superpoderes. Al verlos decidió que antes de pasar a la acción, pensó que le superaban en número y entonces se le ocurrió separarlos para vencerlos.
Primero se enfrentó a la mesa voladora, la mesa le atacó pero Superdog se levantó del suelo y estampó la mesa, luego fue por el dragón y, antes de pelear, el dragón oyó a su jefe decir "esta panda de inútiles no sirve para nada", en ese momento el dragón reflexionó y se unió al bando de Superdog. Entonces vieron algo escrito en la pared: el tesoro además de dar poderes al que lo encuentre le dará la vida eterna. Eso les dio más ganas a los ladrones de buscar la zapatilla roja.
Cuando la encontraron, la desenterraron y se dieron cuenta de que tenían gran poder pero estaba en manos equivocadas. El dragón y Superdog lucharon contra la mesa voladora y el jefe gato, el dragón tiró fuego por la boca y le quemó la parte trasera a la mesa y cayó, pero Superdog no pudo impedir que la mesa volviera a coger la zapatilla roja y se la llevara, por lo que antes de dejar que escaparan tuvo que destruir la zapatilla. Pero cuando la destruyó se comenzó a derrumbar todo, la mesa, el dragón y Superdog pudieron escapar, todos menos el jefe de los ladrones, pero Superdog entró a salvar al jefe. Cuando llegaron al pueblo a la mesa y al jefe los metieron en la cárcel y, aunque el dragón era bueno también cumplió condena por los anteriores robos cometidos con su jefe y la mesa voladora.
Y, Superdog se marchó volando por el cielo en busca de más justicia.



EL ÁRBOL DE LA GENEROSIDAD

Érase una vez un pueblo donde vivía una familia muy pobre, que no tenían para comprar un árbol ni adornos ni comida para la navidad.
El padre, al ver que estaban tan tristes los dos niños, decidió que iba a ganar dinero vendiendo árboles de navidad.
Al día siguiente se levantó y se fue al bosque y cortó cinco pinos para intentar venderlos.
-¡Vendo árboles! Decía el padre a la gente.
-¡Muy baratos!
Pero la mayoría de las personas  tenían el árbol ya comprado.
Viendo que no los vendía se fue a regalar los árboles a sus amigos y vecinos, todos menos uno que se lo llevó a casa.
Cuando llegó a su casa los niños estaban muy contentos al ver ese árbol tan chulo.
Pasaron diez minutos y los amigos y vecinos le llevaron regalos y comida a la familia. El padre se emocionó y dio las gracias a todos sus amigos.
Fueron unas navidades inolvidables para todos ellos.



EL VALIENTE PAUL

Érase una vez un soldado que era fiel a su rey. Un día, el rey envió al soldado, que se llamaba Paul,  a la misión de rescatar a su hija de las garras del mago, que era un malvado. Cuando Paul andaba por el pueblo se encontró con su amigo Raúl y le contó la misión que le mandó el rey para rescatar a su hija. A Raúl le pareció interesante y los dos se fueron a luchar contra el mago, pero entonces se encontraron con su amigo Saúl "el luchador". Los dos le contaron la misión que le había mandado el rey y Saúl  "el luchador" se fue con ellos.
Pasaron un día andando, desde que se fueron del castillo y al llegar a la torre donde estaba la princesa se encontraron con un dragón. Todos empezaron a luchar contra el dragón, cuando Saúl "el luchador" les dijo que fueran por el mago y él se quedó con el dragón. Cuando los otros dos amigos llegaron a la parte de arriba de la torre, allí estaba el mago y la princesa y cuando Paul fue a luchar contra el mago Raúl le atacó a él y entonces Paul se dio cuenta  que Raúl era un soldado del mago Tomás, que así se llamaba.
De repente apareció Saúl encima del dragón y le lanzó una espada a la espalda de Raúl para salvar a Paul. Entonces Paul mató al mago y salvó a la hija del rey. Al cabo de dos años, Paul y la hija del rey se casaron.



LA NIÑA DESOLADA


Érase una vez un pueblo donde vivían unos padres que tenían dos hijas, una pequeña llamada Marina y otra mayor llamada Ángela y eran muy pobres.
A la hija mayor la mandaban sus padres a la calle a pedir limosna. Todos los días recogía mucho dinero, pero un día llegó a casa sin nada y sus padres se enfadaron mucho, porque pensaron que se lo había gastado. Entonces sus padres no dejaron a Ángela explicarse y la echaron de casa sin comida, ropa, ni nada.
La niña se quedó tan desolada que no sabía qué hacer ni a dónde ir, pero un día se le ocurrió ponerse a cantar en la plaza Mayor, para ganarse la vida, ya que tenía una hermosa voz. Allí le fue muy bien y recogió mucho dinero para poder salir adelante. Uno de los días que estaba cantando pasó un señor por la plaza y al verla se quedó sorprendido con la niña, se acercó a la niña y le preguntó:
-¿Qué haces aquí?
Y la niña le contestó:
-Es que mis padres me echaron de casa y le contó lo que le había pasado.
Entonces el señor le dijo:
- Tienes una voz preciosa.
La niña le contestó:
- Muchas gracias, señor.
El señor le preguntó:
-¿Tú te vendrías a mi casa?
Ella muy nerviosa le dijo:
- Yo me iría con usted pero no le conozco de nada, aunque se le ve que es una gran persona.
El señor le contestó:
- Si te vienes a mi casa no te faltará de nada.
Y la niña sin pensárselo dos veces le dijo al señor:
- Sí, me voy con usted.
Ellos se fueron muy contentos a la casa y cuando llegaron el señor le fue presentando a toda su familia, a su mujer, y a su hijo Ángel. Su mujer se puso muy contenta porque ahora tenía la hija que nunca pudo tener.
Ángela era una niña muy inteligente y empezó a estudiar canto, que tanto le gustaba.
Y esa niña con el paso del tiempo se convirtió en una mujer, triunfó y tuvo una vida como nunca había imaginado. El hijo del señor, Ángel, que tanto quería a Ángela decidió un día pedirle que se casara con él.
Se casaron y fueron muy felices, tuvieron dos hijos.
Un día que salieron a pasear se encontró con sus padres y su hermana Marina. Ellos se quedaron impresionados de lo bien que le había ido en la vida pero no podían mirarle a la cara por haber sido tan injustos. Nunca se  podrían perdonar haber sido tan crueles con su propia hija.
Sus padres de rodillas le pidieron perdón y ella como era muy buena y nada rencorosa le pidió a sus padres y hermana que se fueran con ellos a su casa, que no les faltaría de nada. Sus padres y su hermana se fueron con ella y al final todo quedó en el olvido y todos vivieron felices.





LOS ZAPATOS ROJOS

Os contaré un secreto, creo en la magia. Un día acompañé a mi madre al trabajo porque era época de vacaciones y mi madre tenía mucho trabajo en la tienda. Esa tarde todo iba bien hasta que un camión de reparto nos trajo un paquete sin etiquetar, mi madre dejó el paquete debajo del mostrador por si era un error.
Al fin de semana siguiente, cuando volví, aún estaba en el mismo sitio. Lo cogí y le insistí a mi madre para que me dejara abrirlo. Mi madre que también estaba intrigada me dejó. Al abrirlo aparecieron unas preciosas zapatillas rojas.
Mi madre puso las zapatillas en el escaparate y todos los que venían preguntaban por ellas, pero no se vendían.
Cuando íbamos a cerrar mi madre entró en el almacén y yo aproveché para hacer lo que estaba esperando toda la tarde y me probé las zapatillas rojas. Todo empezó a nublarse a mi alrededor y como por arte de magia aparecí en medio de un bosque. ¿Cómo podría haber pasado esto?
Estaba asustada pero comencé a andar y cuando llevaba más o menos media hora llegué al pie de una montaña y cual fue mi sorpresa cuando vi a un dragón volar hacia la cima. ¿Estaré soñando? ¿A dónde habré ido a parar?
Continué un poco más hasta que llegué a lo que parecía una casita pero un tanto rara porque parecía más bien un cacahuete gigante. Pero si por fuera era rara, aún era más rara por dentro; ya que cuando entré todos los muebles flotaban en el aire.
Una mesita voladora que pasaba por delante llevaba un apetecible trozo de pastel de chocolate y como yo tenía mucha hambre, me lo comí sin pensármelo. Ya era de noche y después de haber visto el dragón ya no me atreví a salir, así que me subí a una cama que pasaba volando para dormir un poco.
A la mañana siguiente me di cuenta de que algo faltaba ¡las zapatillas rojas han desaparecido! Pensé que si ellas me habían traído, ellas me llevarían de vuelta. ¿Cómo lo haré ahora? En ese momento se abrió la puerta y un duende apareció con las zapatillas rojas en su mano.
- Señorita, aquí tiene sus zapatillas limpias. Dijo el duende.
Yo, aliviada, le di las gracias y le pregunté su nombre.
- Siul, contestó el duende.
- ¿ Y tú?. Preguntó él.
- Irune.
Pasé toda la tarde con él. Era encantador. Me dijo que estaba muy solo y que le vendría muy bien una amiga como yo y que si me quería quedar a vivir en su casa no me faltaría de nada. Yo, en ese momento, me acordé de mi casa y de mi madre que seguro estaría buscándome como loca.
Le agradecí a Siul su ofrecimiento pero le dije que había gente que mequería esperándome pero que si él quería volvería de vez en cuando a visitarlo. Nos despedimos y me puse las zapatillas y al momento volvió la niebla y volví a aparecer en la tienda de mi madre. Ella salió del almacén y me dijo:
- Coge la chaqueta que nos vamos.
¡No me lo podía creer! Había faltado dos días pero en mi reloj sólo habían pasado dos minutos. Convencí a mi madre para que me regalara las zapatillas. ¡Serían mi secreto!
Desde aquel día viví en dos mundos y mis aventuras no hicieron más que comenzar.




LECTURAS COMPRENSIVAS



MISIÓN... ¡¡¡LA VERGÜENZA!!!



Era el primer día de colegio y, como siempre, a unos niños les gustaba empezar y a otros no...
Allí había un niño que, por su cara (según él), no quería empezar el colegio, pero si mirabas bien, sólo veías a un niño estudiante deseando empezar el colegio lo antes posible.
Alberto,  que así se llamaba, era un niño muy tímido, no se atrevía a hablar con nadie, sólo con sus padres y con su maestra. Además de tímido también era superlisto, pero no lo sabía nadie, porque al ser tan tímido le daba vergüenza responder a todo, nunca hacía los deberes ni estudiaba, aunque se le quedaba todo en la cabeza. Era un niño al que le daba todo igual, era...  ¡la vergüenza!
Empezó el colegio y como no llevaba los deberes ni respondía las preguntas, las notas empezaron a bajar y a bajar. Cuando llegó el día de entregar las notas, Alberto se puso muy triste por ver las notas tan malas que había tenido. Ese mismo día le dio las notas a sus padres, y ellos se enfadaron mucho con él, entonces Alberto les contó lo que le pasaba y sus padres le dijeron:
_ ¿Por qué no nos lo habías dicho antes?. Nosotros te hubiéramos ayudado. Pero aún así, te vamos a ayudar a superarlo.
En esas vacaciones de navidad ideó un plan junto con sus padres, para no tener vergüenza y poder decir que lo sabía todo.
En primer lugar:
Tenía que hacer los deberes todos los días, pero claro, como era tan listo acabó los deberes para las vacaciones de navidad en un día. Por eso, se puso él solo más deberes.
En segundo lugar:
Todos los días debería afrontar su vergüenza e ir a casa de un amigo diferente cada día.
Esas dos tareas las escribió con rotulador fluorescente en una cartulina y la puso en la puerta de su habitación. Cada vez que pasaba un día, Alberto tenía menos vergüenza y un amigo más.
Así hasta que llegó el primer día de clase. Ese día se paró delante de la puerta del colegio y cada vez que pasaba un ratito se le unía un amigo más. Cuando llegó a la puerta del colegio su maestra le aplaudió y acto seguido le aplaudieron todos sus compañeros. Él se puso muy contento y fue directamente a sentarse en su sitio.
Empezó la clase y la profesora empezó a preguntar a cada alumno qué le habían traído los reyes magos. Cuando llegó el turno de Alberto, él dijo:
_ Este año los reyes me han traído cinco libros, pero eso no es lo más importante, sino que me han ayudado a afrontar un gran reto para mí: NO TENER VERGÜENZA.
La maestra le contestó:
_ Alberto, yo sé que has hecho un esfuerzo enorme para no tener vergüenza, ya que de pequeña también me pasó lo mismo.
Toda la clase se sorprendió. Pero la maestra siguió hablando:
_ Yo era una niña de 6º curso muy lista, pero tenía un montón de vergüenza.Un día llegó una niña de Inglaterra que no sabía hablar español y de toda la clase yo era la única que hablaba inglés, pero nadie lo sabía. Hablábamos en el recreo, en el comedor... Así la enseñé a hablar español y ella me enseñó a no tener vergüenza porque ella era muy abierta.
Alberto se quedó asombrado por lo que había dicho su maestra y justo en ese momento tocó el timbre para el recreo.
Después del recreo les tocaba hacer el examen del tema 6 de lengua, Alberto lo acabó en un cuarto de hora y lo repasó, cosa que antes no hacía. Cuando entregó el examen se puso a estudiar conocimiento del medio, pues aunque se lo sabía todo decidió repasar.
Al día siguiente la maestra dio los exámenes de lengua, Alberto había sacado un diez y desde ese momento ya no volvió a bajar de diez.



CUENTOS
UN AMOR IMPOSIBLE
Érase una vez un jardín de un hermoso palacio, donde nació una preciosa margarita blanca como la nieve, llamada Madelenin. Durante su niñez fue creciendo en aquel jardín junto a su padre y a su madre. Un triste día, su madre se marchitó y un mes después marchitó su padre. Un buen día la margarita conoció a un tulipán, llamado Manuel y Madelenin se enamoró de Manuel y Manuel de Madelenin. Pero era un amor imposible, porque los tulipanes y las margaritas se odiaban desde hace siglos. Pero aunque su amor fuera imposible se seguían viendo.
Un día la mujer del dueño del palacio salió al jardín y cogió a Madelinen,  Manuel intentó rescatarla pero fue inútil. La dueña llevó a Madelenin al interior del palacio y la colocó en un jarrón, al lado de una ventana. Pasaron meses y meses y un buen día, la hija de los dueños del palacio volvió de su viaje y al ver a aquella flor casi marchita le dijo a su madre que saliera al jardín y volviera a plantar la flor.
Manuel al ver a su  amada Madelenin se puso muy contento. Al día siguiente salió al jardín la hija de los dueños del palacio, que se llamaba María y al ver las flores tan enamoradas preguntó que por qué no se casaban y Manuel contestó que porque los tulipanes y las margaritas eran enemigos desde hace mucho tiempo y María dijo que mañana mismo se arreglaría ese enfado.
Por la noche cada flor durmió con su conjunto, los tulipanes con los tulipanes y las margaritas con las margaritas. Al día siguiente, muy temprano, antes de que fuera la niña, vieron una gigantesca sombra que se acercaba a ellos era... ¡el perro!.
A aquel perro le encantaba morder las flores y cuando su inmensa boca se acercaba peligrosamente a las flores se oyó una dulce voz diciendo:
-  ¡Manchas, no lo hagas, no muerdas las flores!
Era María, les había salvado la vida. Cuando el perro se fue empezaron a hablar y Madelenin le contó por qué estaban tan enfadadas unas flores con otras. Era porque hace mucho tiempo hubo sequía y los tulipanes tenían un charquito de agua y no le dieron nada a las margaritas. María habló con las flores y lo arregló todo, diciendo que ya no iba a pasar más porque ella misma se ocuparía de regar todos los días a todas las flores para que nunca más les faltara el agua.
Después de un mes Manuel y Madelenin se casaron y fueron felices para siempre.



EL OSITO DE PELUCHE

Había una vez  una niña que tenía un osito de peluche que le compró su papá un año por su  "cumple". Un día la niña se fue a casa de su tía y como siempre la niña se llevó su oso de peluche. Cuando llegó su padre a casa de su tía a recogerla, la niña se fue disparada con él y no se dio cuenta de que se dejaba su osito de peluche.
Cuando llegó la hora de acostarse la niña no encontraba el osito, entonces empezó a llorar. Su papá y su mamá vinieron corriendo para ver qué le pasaba, su mamá le dijo:
- ¿Qué te ocurre, hija?, ¿por qué lloras?.
Ella contestó:
- He perdido mi osito de peluche.
Su padre la interrumpió:
- ¿Seguro que lo has buscado bien?
La niña dijo:
- Sí, lo he buscado por debajo de la cama, por en medio de la cama...
La niña se acostó muy triste.
Al día siguiente su tía fue a su casa y le preguntó:
- ¿Este oso es tuyo?
La niña con alegría le contestó:
- Sí, sí, sí es mío.
Entonces la niña se fue a su cuarto y comenzó a llorar, su madre y su tía vinieron a la misma vez y le preguntaron:
- Y ahora, ¿qué te pasa?.
La niña respondió:
- Mi osito ha vuelto a casa.



UN MEGADETECTIVE

Érase una vez un detective llamado Cet que con 11 años era un detective fantástico. Uno de sus famosos casos fue este.
Una tranquila mañana Cet y su perro Mo iban por la calle dando un paseo, cuando Mo empezó a ladrar de repente porque había oído la sirena de la policía. Cet y Mo siguieron a la policía para ver qué era lo que ocurría. El policía conocía a Cet y le explicó que habían robado el diamante más valioso del mundo, tenía 100 quilates. Junto a la escena del robo había tres personas sospechosas:
Un chico de 25 años con una chaqueta marrón  con un bolsillo, pantalones vaqueros y unas zapatillas Adidas.
Una mujer rica de 21 años, camiseta cara y dos relojes que marcaban distinta hora.
Un anciano de 56 años, ropa desgastada y no llevaba chaqueta.
El comisario Jan le dijo a Cet cómo trabajó el ladrón:
En primer lugar, el ladrón entró por la ventana, cogió la pistola y amenazó al joyero que si no le daba el diamante le disparaba y el joyero le dio el diamante y se fue. Le siguieron hasta unos aseos portátiles y encontraron a estas personas.
El comisario Cet y Mo  buscaron pistas y, de repente, Mo empezó a ladrar. Mo había encontrado una pista muy importante, entre los cristales rotos de la tienda, había un cristal más pequeño que el resto. Entonces Cet recordó algo que observó en los sospechosos y, ¡ya está , ya sé quien es el ladrón!.
Cet reunió a los ladrones y dijo:
- El ladrón del diamante es la señora rica de 21 años.
Todos dijeron que por qué y Cet explicó que la primera vez que había visto a los sospechosos se dio cuenta de que la señora rica llevaba dos relojes, pero que uno de ellos tenía roto el cristal, por lo que sacó el cristal que Mo había encontrado en la tienda y lo comparó con el cristal del reloj de la señora y, efectivamente, le faltaba el trozo de cristal que Cet llevaba en la mano, por lo que  la ladrona intentó huir, pero el comisario la cogió y la llevó a la cárcel y el diamante a la joyería.